jueves, octubre 12, 2006

Los X-Men de Peter Milligan


Para resumir esta etapa de los X-Men sólo se me ocurre una palabra: DECEPCIONANTE. Tras las flojas etapas previas a la de Milligan, sobretodo la que corrió a cargo de Chuck Austen, los seguidores de los mutantes nos frotábamos las manos esperando a que el escritor británico se hiciera cargo de la serie. Los que llevábamos años siguiendo sus obras, éramos conscientes del rumbo que le podía dar a la serie, fortaleciendo el estudio sobre las personalidades de los personajes haciendo hincapié en la psique que regula los actos de toda persona. Y quizás añadiendo algo del estudio sobre la locura que tanto le gusta al guionista. Y tras lo que hizo en X-Statix/X-Force nos podíamos esperar cualquier genialidad que devolviera a la serie de los X-Men a unos niveles de calidad algo más que aceptables. Pues bien, algo de todo esto hay en esta etapa pero el error viene en la perspectiva desde la que afronta las tramas.
Milligan sigue centrándose en las relaciones entre personajes y en los amores/desamores tal como debe ser en una serie mutante. El problema es que lo hace siguiendo la tónica de Austen!!! La serie parece un culebrón en la que el objetivo es liar a todo el mundo con todo el mundo con una carencia absoluta de sentido y buscar las peleas entre parejas que al tener superpoderes, claro está, serán más espectaculares (y si no, a la imagen de arriba me remito). El declive total vino en la saga de Bizarro Triángulo Amoroso donde presentó al personaje de Foxx (ver imagen de abajo, la definición perfecta de esta etapa), para crear una historia donde los cuernos y la calentura fueran los protagonistas. Milligan, que quizás quería explorar los pensamientos que regulan la mente humana en cuanto al morbo y la fidelidad, acabó haciendo una historia realmente bizarra donde los poderes morfogenéticos de Mística planteaban toda un carrusel de posibilidades con el único objetivo de plantear situaciones morbosas. Lo que podía haber sido una historia adulta quedó en algo bastante infantil carente de sentido. Además, el guionista no se hace con los personajes en prácticamente ningún momento y los diálogos son absurdos en algunas ocasiones (siguiendo el modelo de Austen). En la última saga publicada en España, el crossover con Pantera Negra titulado Reino Salvaje, la cosa mejora un poco pero la historia y el desarrollo continúan siendo absurdos con unos villanos tan patéticos que quizás sugieren que su elección haya sido intencionada para crear esta sensación. Toda esta saga va dirigida hacia lo mismo: otra relación amorosa (T’Challa y Ororo). Pero, en esta ocasión, quizás sí que valga la pena ya que servirá para incrementar la tendencia de los últimos tiempos de estrechar los lazos entre todo el Universo Marvel y entre los Vengadores y los Mutantes en particular.
En definitiva, Milligan sólo puede mejorar en esta serie y espero que así sea. Aunque cada vez me cuesta más mantener la esperanza.

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